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lunes, 25 de noviembre de 2013

LA EMPATÍA Y LA SINESTESIA ¿FENÓMENOS COLATERALES?.

Llora un niño, y me siento mal. Rie una persona,y lo hago con ella. Veo a un animal lastimado, y sufro. Leo un texto de algo, y lo siento. Le tiro ondas de amor a la gente, por sólo pensar en ellas. Siento a mis muertos, cuando los recuerdo. Y así, casi de manera permanente, en mi vida, y desde jovencito. ¿Qué es esto?.Religiosamente, es AMOR. Desde el punto de vista psiquiátrico o psicológico, es EMPATÍA. Desde la optica Oshiana, -del sabio indio,Osho- es SENSIBILIDAD. Desde la idea de Krishnamurti, es COMPASIÓN. Y desde la neurociencia podría ser SINESTESIA. Ésta última denominación estaría más acorde con una función biológica del cerebro, que capta estímulos que transfiere a los sentidos de manera cruzada. Es decir, se pueden oler sonidos, o mirar colores en la música. Cientificos, han clasificado más de 60 sinestesias. Como el caso anterior que se encuentre en este blog, una chica dice percibir los sonidos de las máquinas, en su cerebro. Yo, SIENTO, a  la vida en mi, casi de manera permanente. Me resulta desagradable, ver a un animal hostigado, sufriente, y digo que casi literalmente "me cala los huesos", porque se me estremecen por dentro. Si veo un caballo forzado en una carretela, en el facebook, tengo que dejar de verlo, porque me siento mal. Si, lo amo. O si, lo siento. O soy sinestésico. Lo que sea. Pero indudablemente, estoy en un camino diferente a mucha gente. No digo que soy ni sabio ni santo. Pero díganme ustedes ¿no es maravilloso y a la vez, complicado?. Después de todo, la alegría de mi vida, puede ser otro tipo de empatía. Sólo que les pido que si están conmigo, no estén tristes. Se los agradeceré, y sobre todo, la misma vida se los agradecerá. Porque las personas felices, son personas sagradas. Y yo quiero que ustedes sean felices. ¿No es hermoso?.

unes, 18 de noviembre de 2013


Sinestesia: La joven que siente el movimiento de las máquinas sin tocarlas


Una chica de Texas podría ser la primera persona del mundo en percibir los estímulos que producen coches, puertas e incluso relojes, en lo que sería un caso de empatía de «Toque Espejo»

Hay perfumes tan frescos como carnes de niños, suaves sones de oboes, verdes como praderas». Así rezaba la obra «Correspondencias» del artista francés Charles Baudelaire, una poesía llena de sinestesias, fenómeno que fuera de la literatura y en el terreno de la neurociencia se corresponde con lo que coloquialmente llamamos a la facultad de «oír colores», «ver sonidos», «saborear texturas» e incluso «poner colores a los números y letras».

Según los expertos de la Universidad de Granada, Juan Lupiáñez y Alicia Callejas, se trata de una capacidad con base neurológica por la que el individuo experimenta en primera persona una unión de sensaciones, una interferencia de sentidos. Al contrario que la anestesia (ninguna sensación), la sinestesia posibilita que los humanos seamos capaces de poner colores a una canción o saborear el olor de un perfume. Consiste, por tanto, en «sensaciones de una modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra modalidad distinta».

El científico Sean Day catalogó 19 tipos de sinestesias, aunque en la actualidad existen alrededor de 60, y una de ellas es la que sufre una joven de Texas, en Estados Unidos, quien podría convertirse en el primer caso del mundo en sentir los movimientos y los estímulos las máquinas sin tocarlas.

«Mis sentidos son como una radio que recoge los estímulos de una máquina»
Tal y como publica la revista «Psycology Today», Kylee -que es como se hace llamar la chica- estaría sufriendo una sinestesia de «Toque espejo» en la que una persona puede sentir las emociones de otra, incluso puede percibir sensaciones táctiles cuando un segundo individuo toca a un tercero, pero en este caso, en lugar de ser humano se trata de una máquina.
De este modo, esta sinestésica de 18 años describe su experiencia como la de una radio: «Mis sentidos son como una radio que recoge los estímulos provocados por una máquina -una televisión, un ordenador o un teléfono- y los reproduce en mi cerebro».

Sin embargo, según el profesor Juan Lupiáñez, se trataría más de una empatía de simulación que de una sinestesia en estado puro, pese a que la joven sufre otras variantes más conocidas.

El experto de la Universidad de Granada señala que estos fenómenos sse producen de manera habitual en nuestro día a día aunque no seamos conscientes. «Es una forma totalmente normal y coherente de sentir», advierte.

«Cuando una persona se cae y siente dolor, nosotros también lo sentimos»
«Cuando una persona sonríe, nosotros recreamos esa acción en nuestro cerebro y nuestros músculos se mueven también para sonreír. Si alguien abre la boca para comer, nosotros solemos hacerlo. Si una persona se cae y siente dolor, nosotros también lo sentimos. No nos lo imaginamos sino que lo llegamos a percibir. Lo mismo con el asco», asevera Lupiáñez.
De este modo, certifica que en el cerebro hay unas neuronas que se activan cuando se realiza una acción, las mismas que se ponen en funcionamiento cuando se percibe un estímulo externo. Es por esto por lo que los humanos, sin darnos cuenta, podemos imitar lo que hace el otro.

Marginada en la infancia
«La primera vez que me di cuenta de que sufría este fenómeno fue cuando estaba en el colegio y el profesor nos dio ejemplos de sensaciones y nos pidió que identificáramos qué sentidos usábamos para percibirlas. Yo le traté de explicar sin éxito que podía sentir ladrar a los perros o la acción de cerrar una puerta con llave», confiesa Kylee, quien señala haberse sentido discriminada en la infancia por esta capacidad inusual. «Los niños creían que era una chica extraña, por eso cuando era pequeña me negué a contar en público qué es lo que sentía», asegura.

«Siento una escalera mecánica como si notara las vértebras de mi columna»
Para explicar estas sensaciones, Kylee pone como ejemplo el estar en un centro comercial en donde puede sentir a los ascensores, las cajas registradoras e incluso a los relojes sin tener que tocarlos. «Cuando estoy en una escalera mecánica, siento su movimiento como si notara las vértebras de mi columna vertical», cuenta la joven.
Pero sin duda, lo más sorprendente es que esta joven dice sentir las máquinas incluso en la televisión. «Si veo los accidentes de coches en la pantalla, noto cómo se aplastan y necesito aislarme del estímulo. Y si el vehículo frena siento que mis brazos se extienden y se doblan», señala la sinéstata.

Para el neurólogo Mario Riverol, de la Clínica Universitaria de Navarra, este fenómeno podría deberse a que existe un mal funcionamiento cerebral: «Se trataría de una mala interpretación de las sensaciones debido a una actividad cruzada de las diferentes áreas del cerebro». Riverol señala a que este tipo de sinestesias pueden ser provocadas por un trastorno provocado por la ingesta de LSD, hongos tóxicos o a enfermedades relacionadas con la epilepsia.

Lo «artificial» es ahora lo «natural»
El profesor Anton Sidoroff-Dorso, de la Universidad de Harvard, intenta dar una explicación a este caso. «Si finalmente se prueba podríamos estar hablando de una integración funcional y fenomenológica, esto es, una integración empática o emocional. Generalmente en los humanos esto puede ocurrrir por razones de adaptación a un nuevo terreno».

No obstante, este experto en neurociencia se muestra sorprendido porque la sinestesia de «Toque espejo» se pueda aplicar a las máquinas o robots aunque encuentra una explicación lógica en que cada vez más en la era tecnológica tomemos lo «artificial» como «natural». Como él, el profesor Juan Lupiáñez advierte de que cada vez más la convivencia con ordenadores se ha convertido en algo natural por lo que es probable que el «toque espejo» pueda llegar a darse con máquinas en un futuro muy próximo.

¿Tal vez el ser humano estaría evolucionando hacia las máquinas?

FUENTE: ABC.ES

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jueves, 14 de noviembre de 2013

EL ÉXITO Y LA FELICIDAD: ¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE?.

Nos han educado para ir detrás del triunfo, del éxito. Sin embargo, existen millones de personas que luchan por conseguirlo, y no hacen hincapié en algo mucho más grande, maravilloso y productivo para la humanidad: la felicidad. Ella, es un tesoro, pero no nos enseñan para obtenerlo. Porque desde niños, la negatividad y el miedo prevalecen. Los deberías y no deberías. Los "eso esta mal, eso esta bien". De esta forma millones de seres, pierden su vida, en la búsqueda de lo material y de lo banal. De aquellos logros que siendo tales, sin embargo, no enriquecen el espíritu y el corazón, y generalmente, traen desdicha.¿ Qué es más importante que la dicha?. Nada. Con ella el hombre crea, disfruta, hace, medita, y logra lo más esencial. La dicha es la quintaesencia del alma. Adviene junto a ésta, la capacidad de enfrentar todo, y vencerlo todo.Se hace patente el buen humor, la dósis de resignación inteligente, el sacrificio venturoso, en general, la felicidad es la columna vertebral de los logros que -incluso- se ha dicho, no es un resultado. Porque ella se va haciendo de momento a momento, haciendo de la vida un canto y un baile, permanente. Sé que es muy poco comprendida como permanente. Se me dice "si, pero son sólo momentos". Ahora bien, digo dos cosas: ¿podemos hacerla permanente?. Y ¿pueden darnos esos momentos, en todo caso, fortaleza para continuar en el camino de la vida con amor y esperanza?. Después de todo, nunca estamos contentos  con que sólo dure un rato. No, porque cada vez que nos asaltan estos instantes bellos, pueden venir otros. Incluso uno es responsable de ir logrando más y más.Sólo el uno mismo, puede darse el inmenso lujo de ser feliz. Si, porque el éxito, muchas veces, tiene que ver con el dinero, las personas en el trabajo, los bienes materiales, etc,y  la felicidad,la dicha, es cuestión del ser interior. De ese ser que anida en nosotros, para que sepamos bien que en él, en nuestra profundidad más excelsa, mora el tesoro más hermoso. El de la alegría y la felicidad que no tiene tiempo ni espacio. Y simplemente está allí para descubrirla.