Había llegado al querido Parque San Martín, y caminaba entre las arboledas. No podía creeer sentirme tan pleno. Miraba los árboles. El cielo. El Sol. Me siento en un banco, en el Rosedal. Miro alrededor, y empiezo a sollozar de alegría. Si. De amor. Hablo con Dios. Agradezco. Lo vuelvo a hacer en otro banco. Lloriqueo. Estoy pleno. ¿Cómo puede ser posible después de tanto tiempo?. No, lo que pasa es que he estado siempre acercándome a esto, y por diversas razones de un planeta siniestrado, acabado, no me lo permitia, y asi,mantenia mi timidez. Incluso no era tanta tampoco.Pero la suficiente como para no hacer otras cosas que ahora sí, hago. Y las que haré.Mi actitud mejora dia a dia. Hora tras hora. Defiendo mi espacio vital. A costa de -a veces, y equivocadamente- levantar la voz, o actuar de mala forma ¿Acaso no está el sistema ponopo, que dice "Gracias, perdón y por favor"?. Yo soy el Dr. Ponopo. Toda la vida pidiendo perdón, muchas veces, en demasía. ¿Hasta cuando?. Hasta que me separé, amigos. Ya no hay que pedir perdon,mas. O al menos limitarse un poco en ello. La vida vale la pena en plenitud, NO con escrúpulos. Asi, te pega muy fuerte. Y a mi me demolió. Pero sigo vivo,y con amor. Eh. Y con alegría. Por eso, la conciencia de si mismo, esta mas que nunca atenta. A pesar de que me dicen que no tengo atención. Claro, porque miro a los pájaros, o al cielo, y no me importa si soy tan correcto. Porque el perfeccionismo es terrible, amigos. Atiendo a la vida toda. ¿Y si no lo hago y me equivoco?. Pues, lo reconozco, y sigo adelante. ¿O acaso me tienen que dar algo?. Si, por lo que veo. Soy asi.¿Cómo ?. Atento al cambio y al mirarme a si mismo. Si lo hago mal, lo hago yo mismo. A nadie lo culpo, y sobre todo, lo hago sonriendo,y haciendo chistes. De mi también. De mi mismo. El doctor me dijo:
--Si te reis de vos mismo te doy el alta....
Entonces, ¿para cuando doctor?.
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