Salimos con Marisa, al Parque. Tomamos el micro, y llegamos hasta el Rosedal, un lugar apacible, con palmeras, plantas, flores, y la Fuente de los Continentes. Nos tiramos en el lugar, y empezamos a conversar animádamente.Como algunos de ustedes saben, Marisa, es mi ex-mujer, y actual buena amiga. Con ella, estoy pasando lindos momentos. Vimos las palomas, y tomamos mate. Charlamos de cómo iba nuestra actual relación alejados de la convivencia. Bien. Sin problemas. Relajados, contentos. Después de todo, hemos encauzado mejor nuestras respectivas vidas.
Luego nos vinimos a pié, hasta mi departamento. Vimos en el camino un pericote muerto. Y conversé con ella, de los chistes de un vecino, en nuestras épocas en San Martín. Tranquilos, ya antes, habíamos almorzado la asagña, y ummita. Con flanes de vainilla. Antes un huevo de pascua. Y chocolate blanco que me trajo mi amiga. La más grande que tengo hoy por hoy. No hay dudas. No es más mi esposa, pero donde hubo amor, hay amistad. Y de la buena...
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